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Gonzalo Aguilar, "A los 25 años de la muerte de Borges" and earlier stories (Mauro Libertella on Sergio Miceli etc.)

 

A los 25 años de la muerte de Borges: Gonzalo Aguilar sobre "nuestro único clásico universal"

 

 

Borges es, entre todos los escritores argentinos, nuestro único clásico universal. Su nombre puede ser colocado al lado de los más grandes escritores de todos los tiempos sin provocar risa ni escepticismo. Nacido en un arrabal del mundo literario, si Borges ha llegado a ser un clásico universal no fue por la inverosímil efusión del genio sino por la laboriosa tarea de un escritor que se fue haciendo y rehaciendo con el paso del tiempo.

El principal modo de la universalidad de Borges fue asumir una posición desplazada tanto respecto del espacio como de su tiempo. La posición de desplazado, de orillero, de extraterritorial lo acompañó durante su vida de escritor.

Así, en la Argentina siempre tuvo algo de extranjero y no es casual que su última voluntad haya sido ser enterrado en Suiza, la patria de los conjurados en la que pasó su adolescencia. En relación con la elite cultural y de clase que frecuentaba, tenía algo de primo pobre y arribista: en los treinta, mientras sus amigos viajaban a Europa, él acudía puntualmente a su trabajo en la biblioteca municipal del barrio de Almagro. En su relación con el siglo XX, fue un inactual, un intempestivo, alguien que prefirió construir lo contemporáneo con textos de otros siglos. Fue ajeno a las modas y cultivó, sobre todo en sus ensayos, una discrepancia con las voces autorizadas que fue, a menudo, despiadada.

Frente a una tradición como la argentina, caracterizada por su inclinación hispánica o francófila, Borges introdujo la variable inglesa y defendió el uso de los géneros, el entretenimiento como criterio de lectura, la composición por sobre el azar (postulado por los surrealistas a quienes desdeñaba). Todas estas virtudes, las había encontrado, según afirmaba él mismo, en los escritores anglosajones. A diferencia de los escritores de su época que apostaban a la gran obra, Borges raramente escribió textos de más de diez páginas, y en una literatura que buscaba con afán el compromiso o la intervención, optó por el destiempo y compuso relatos que, antes que recetas, ofrecieron deliberaciones conjeturales (no otra cosa es la ficción en Borges). En un mundo en el que predominan el culto a la persona y a la identidad, Borges nunca se resignó simplemente a ser Borges: proclamó "la nadería de la personalidad" y simuló ser tan vasto y múltiple como el universo.

La aspiración universal y cosmopolita de Borges también se expresó en su permanente polémica con los nacionalistas, sobre quienes tenía una ventaja: conocía mucho mejor la literatura nacional y supo hacer de ella una interpretación más inteligente, desprejuiciada y libre (de su paso por las vanguardias le había quedado una incredulidad perspicaz contra el autoritarismo de cualquier tradición).

Si defendía a algún autor local no lo hacía por ser argentino sino por considerarlo bueno.

Otra inflexión hace de Borges un clásico universal: haber inventado en un género tan corriente como el cuento, una forma inédita. Creó un narrador conjetural que parece estar al mismo tiempo inventando tramas y constatando información.

Y lo hizo con un modo de narrar que refiere los acontecimientos de manera indirecta y que casi siempre se vale de fuentes librescas raras o apócrifas. El estilo de estos relatos es inconfundible y sus procedimientos saben producir un pequeño escándalo en el orden del lenguaje mediante dobles negaciones, oxímoros, paradojas, enumeraciones desequilibradas.

Borges fue objeto de crítica desde posiciones muy diversas.

Desde el peronismo, un ensayista mediocre como José Hernández Arregui lo llamó "pájaro nocturno de la cultura colonizada" y objetó su "colonialismo literario afeminado y sin tierra". Los críticos de Contorno, que no eran mediocres, lo criticaron por su falta de compromiso. Y sin embargo, no se puede concebir la literatura de Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Rodolfo Walsh, Ricardo Piglia, César Aira, Juan José Saer y muchos otros sin la consideración de lo que Alan Pauls llamó "el factor Borges". Tampoco los mejores críticos locales como Beatriz Sarlo, Josefina Ludmer, Sylvia Molloy o Noé Jitrik hubieran ensamblado sus máquinas de lectura sin el auxilio de su literatura. Salvo en la poesía, donde su influjo es menor que el de Oliverio Girondo o Juan L. Ortiz, Borges conjugó para sus herederos narrativos la alegría del aprendizaje y la pesadilla de lo insuperable.

Hay, de todos modos, entre los infinitos Borges que la crítica ha relevado, uno que todavía está por descubrirse: el cultor de los misterios narrativos que practica en su obra una magia profana y profanadora. Porque si bien Borges pertenece a ese linaje de escritores que se remonta a Edgar Allan Poe y concibe los relatos y los poemas como artefactos deliberados, es decir, hechos a conciencia, también puede descubrirse en ellos locura, animalidad, perversas elucubraciones. Más allá de sus apuestas al orden y a la inteligencia, Borges nunca dejó de colocar en el centro de sus narraciones un misterio que nos deja perplejos: ¿por qué Kilpatrick, el protagonista de Tema del traidor y del héroe, termina colaborando con aquellos a los que quiso traicionar? ¿Es la historia de Emma Zunz un incesto figurado basado en una historia, la del padre, que nunca se podrá saber si es verdadera? ¿Cómo interpretar la referencia a la homosexualidad de la cita bíblica que encabeza "La intrusa"? ¿Por qué el suicidio es la cifra de resolución de varias de sus narraciones? Bajo el carácter supuestamente frío y cerebral de su imaginación narrativa, a medida que pasa el tiempo se hace cada vez más evidente la violencia sediciosa de sus delirios trágicos, de sus perversidades y de su risa intempestiva. Borges todavía es un extemporáneo, Borges todavía está en el futuro.

http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Borges_nuestro_unico_clasico_universal_0_499150329.html

 

 

 

 

Borges, el nacionalista

Estrella de la sociología brasileña, el investigador Sergio Miceli se mete en su reciente ensayo con un tema espinoso: la compleja relación del escritor con la categoría de argentinidad.

POR MAURO LIBERTELLA

 

El libro se llama Ensayos porteños. Borges, el nacionalismo y las vanguardias, y está escrito por un brasileño. El gesto es osado, pero no por abordar a Borges –ícono total de las letras argentinas– desde fuera de nuestras costas, sino por meterse con algo que la crítica internacional prefirió eludir: la compleja relación del escritor con la categoría de lo nacionalista, cuyos resultados son todavía materia de disputa. La mirada es, por lo demás, fuertemente sociológica. Sergio Miceli explica algunos resultados estéticos como producto de contingencias biográficas, históricas y sobre todo por la determinación de clase y la relación tensa con su padre. Es un libro polémico, de definiciones tajantes, quizás amparado en la amnistía que le confiere escribir desde fuera del país y desde una disciplina que no es exactamente la crítica literaria, aunque a veces se le parezca.

-¿Cómo nació su interés por la cultura argentina?
-En los años noventa estuve trabajando en la Universidad de Chicago, como profesor invitado en el Departamento de Historia. En ese entonces trabajaba en un libro sobre los retratos de la elite brasileña; quise hacer una comparación con México, sobre todo con los muralistas, pero no me funcionó, y me dije “dejo el estudio comparativo para otro momento”. Después de 2001 fui a Stanford para escribir: me pagaban por investigar. En la biblioteca había una colección argentina impresionante, primeras ediciones de Borges, cosas preciosas. Las condiciones estaban dadas, entonces dediqué un año entero de lectura intensa a la Argentina.

-¿Y por qué Borges?
-Yo había trabajado en un libro sobre la vanguardia artística y literaria brasileña y me interesaba trazar paralelismos, sintonías. Conocía por supuesto la obra de Borges, como lector, y me parecía un asunto muy complejo. Hay una bibliografía tan grande sobre Borges que es abrumador para trabajar. La mirada comparativa me parecía, entonces, que podía aportar algo nuevo. Hay simetrías ineludibles: es la misma época, las mismas condiciones de importación cultural, una relación similar con Europa, condiciones de transformación política semejantes, etcétera.

-Se suele decir que Brasil, por lo idiomático, está aislado del continente.
-Pero no está aislado históricamente, porque las condiciones son muy parecidas. Fijate que nuestros países se comparan recurrentemente con algunos países europeos, como Francia. No me parece una discusión muy productiva esa, porque son experiencias profundamente distintas. La experiencia brasileña tiene mucho más que ver con la mexicana o la argentina que con la italiana o la española, por ejemplo.

-En el prólogo dice que leyó historia argentina, biografías y relatos de primera mano sobre Borges y por último la obra misma del autor. Uno de los riesgos de la crítica sociológica es supeditar excesivamente los textos literarios al contexto social o personal. ¿Cómo piensa esa cuestión?
-Yo en este caso estoy leyendo la obra que la crítica literaria se rehúsa a leer. Estoy leyendo el Borges de los años veinte en ediciones originales; la crítica literaria lee al joven Borges de los años cuarenta, ese que enmascaró sus primeros textos, los olvidó o los transformó. Ellos han involucrado a Borges en una formula ahistórica, y ahí está el problema.

-Según el libro, las condiciones de clase determinan de modo directo la producción estética de Borges. ¿Le parece que eso es siempre así en la literatura?
-No sólo en la literatura, en todo. Es comprenisble que los intelectuales se quieran desmarcar de sus condiciones reales de producción, porque se creen omnipotentes, dueños de todo. Pero no es así en realidad. Borges intentó construir un itinerario particular, muy único, con muchos cortes, pasajes abruptos, quiebres... pero las cosas no pasaron así. Para mí, por lo demás, el texto no tiene una extraterritorialidad, es una práctica social como cualquier otra y desde ahí hay que leerlo.

-Usted trabaja, además, la mirada de la elite en aquella época. ¿Cuál es la relación de aquella elite con la cultura popular?
-Bueno, lo popular para la generación de Borges y un poco después es una representación de las mismas elites. Borges tenía una representación de lo popular: la virilidad, el puñal, los dialectos. Quería empezar una reconstrucción de una gauchesca de lo urbano. Ese es su movimiento, digamos. En Brasil hubo algo similar: la vanguardia hizo una reconstrucción, eligiendo el barroco minero, el de la independencia; hizo un panteón nuevo. Lo popular apareció a través de la voz de la elite de esta manera. Después, aparece una cultura popular gracias a la industria cultural. Pero hay que diferenciar: en Brasil, por ejemplo, hubo una gran movida de conmemoración de lo popular por parte de la elite, pero eso no es lo popular. Son letrados que dicen lo que es lo popular. En Brasil hay mucha música popular, pero también muchos músicos de clase media culta, como Chico Buarque o Caetano Veloso, que no son lo popular.

-¿Pero no tienen llegada a lo popular, más allá de su extracción?
-No. Roberto Carlos llega en serio. Es nuestro Gardel.

-En “Ensayos porteños” habla también de la introducción de tradiciones europeas en nuestro continente durante las primeras vanguardias. ¿Cómo se transformó esto con la globalización?
-En los cincuenta, con la revolución cubana, hubo una transformación muy importante en este aspecto. Estados Unidos se consolidó en la gran potencia y empezó su colonización cultural en nuestro continente. La centralidad de lo europeo, entonces, viene mutando hace décadas. La revolución cubana y el imperio norteamericano suscitaron además conflictos de índole ideológico y político, grandes discusiones entre los intelectuales latinoamericanos. Luego, en Brasil hubo una influencia francesa fuerte en las academias sociales hasta los setenta.

-Hablando de Estados Unidos, en sus diversas estadías en las universidades de ese país, ¿qué prejuicio de lo latinoamericano percibió que se tiene allá?
-Ah, es una lista infinita. Yo enseñé en Chicago, en Maryland, en Florida, en Stanford. Ellos tienen una agenda académica gender oriented : todos son estudios de género. Y políticamente son muy conservadores. La izquierda latinoamericana tiene una imagen de sí misma muy progesista, aunque no lo es tanto. Pero ellos son conservadores desde un punto de vista muy diferente del nuestro. Tenemos otra historia, y por eso nos miran de un modo diferente. Me tocó estar ahí para el 11 de septiembre y vi cómo, en seminarios, en altas cátedras, estigmatizaban y culpaban de todo al extranjero, al otro, al no-norteamericano. Entonces entendí algo de la política cultural estadounidense.

http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Sergio-Miceli-Borges-nacionalista_0_766123397.html

 

 

Reseñas de Rosato y Alvarez, Borges, libros y lecturas:

Pagina 12: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-19010-2010-08-20.html

Notio: http://notio.com.ar/cultura/borges-libros-y-lecturas-219

El Liberal: http://www.elliberal.com.ar/secciones.php?nombre=home&file=ver&id_noticia=100822YB3

Juan en el paraíso: http://juanenelparaiso.blogspot.com/2010/07/la-arqueologia-del-placer.html

 

 

 

SIMPOSIO INTERNACIONAL

Una profunda necesidad en la ficción contemporánea: la recepción de Borges en la república mundial de las letras

Radboud University Nijmegen, Holanda

20 y 21 de octubre de 2011

Ponentes invitados:

Daniel Balderston

Beatriz Sarlo

En los años sesenta John Updike calificó la obra de Borges como ‘a deep need in contemporary fiction’. La cita refleja el gran impacto de ésta al introducirse en la república mundial de las letras. En el curso de los años Borges se convirtió en una referencia imprescindible de la literatura (post)moderna y, luego, en un clásico que como ningún otro autor de la segunda mitad del siglo XX ha marcado la literatura contemporánea.

No han sido pocos los esfuerzos por rastrear, analizar y evaluar los factores, procesos y repercusiones implicados en la intrincada recepción de la obra de Borges en espacios literarios de muy distintos índole y volumen. Sin menoscabo de los méritos de los resultados, hay que destacar que en la gran mayoría de los casos llama la atención la falta de una perspectiva comparativa y un enfoque teórico explícito. Se ha estudiado la recepción de Borges, ante todo, en contextos nacionales y desde una perspectiva casi exclusivamente empírica y descriptiva.

El proyecto de investigación Una profunda necesidad en la ficción contemporánea: la recepción de Borges en la república mundial de las letras iniciado por el departamento de Estudios Hispánicos de la Radboud Universiteit de Nimega (Holanda) se propone abordar el tema desde una perspectiva comparativa y teórica. El nudo del proyecto realizado en Nimega es un estudio comparativo de la primera recepción de Borges en Francia, Italia, los Estados Unidos y Alemania. Este estudio combina el enfoque institucional (cf. las teorías de Pierre Bourdieu y Pascale Casanova) con el enfoque polisistémico de Itamar Even-Zohar para profundizar en las recepciones en estos cuatro espacios literarios, analizando la dinámica de los actores y factores implicados (ediciones, mediadores, instituciones, reseñas, premios, etc.) y de los conceptos de ‘Borges’ forjados en este proceso. Entre los otros estudios que forman parte del proyecto se encuentran un estudio de la recepción creativa de Borges en la narrativa holandesa y un estudio de la recepción de Borges en el marco de la nueva novela hispanoamericana.

En aras de amplificar el marco internacional del proyecto y de fomentar el debate comparativo y teórico, los responsables del proyecto invitan a especialistas en el tema a participar en este simposio, presentando una ponencia que desde un marco teórico explícito se centre en la recepción de la obra de Borges en cualquier espacio literario relevante.

 Las propuestas, de un máximo de 300 palabras y formuladas en castellano, pueden entregarse hasta el 15 de mayo de 2011  a la siguiente dirección electrónica: expertmeetingborges@gmail.com. El 31 de mayo los organizadores comunicarán su decisión acerca de las propuestas. Los participantes entregarán una versión provisional de su ponencia antes del 1 de septiembre. Se prevé  la publicación de las versiones definitivas de las ponencias.

Brigitte Adriaensen

Meike Botterweg

Lies Wijnterp

Maarten Steenmeijer (coordinador del proyecto)

 

 

Conference de Borges de 1985 sobre su viaje al Japón: http://bibliotecaignoria.blogspot.com/2010/09/jorge-luis-borges-mi-experiencia-con-el.html

Borges and the Foreseeable Future is an article on the NY Times Web site.

Article on Borges in The Nation: http://www.thenation.com/article/36867/mirror-mask-labyrinth